La llegada de la vacuna contra la Covid-19 es una fuente de esperanza para avanzar hacia la lucha contra el virus. Pero en este camino, no podemos permitir que nadie se quede atrás. Proteger a quienes menos tienen es el motor que desde la Obra Social San Juan de Dios nos mueve para estar al lado de los colectivos más vulnerables, como son las personas sin hogar.

Es un período de esperanza donde la inmunidad va alcanzando, poco a poco, todos los puntos de España. La estrategia nacional de vacunación sigue su hoja de ruta y después de los grupos de mayor riesgo como son los mayores de las residencias o las personas de más de 80 años, las nuevas dosis se reparten con el objetivo de llegar al 70% de la población durante el verano. El plan continúa por segmentos de edad y sin discriminación, incluyendo a todas las personas independientemente de su procedencia o de si tienen o no la tarjeta sanitaria.

A día de hoy, la vacunación de los colectivos de riesgo por su situación socioeconómica ya ha sido efectiva. Medios de comunicación anunciaban cómo comenzaban a repartirse las monodosis de Janssen entre las 33.000 personas que se estima viven en situación de sinhogarismo en España. Una cifra que estremece si pensamos que detrás de cada cero hay una persona sin derecho a una casa, que sirve además de protección frente al virus.

Una dosis de esperanza

Desde la Obra Social San Juan de Dios, hemos podido vivir en primera línea cómo reciben con optimismo la vacuna todas las personas sin hogar del Albergue San Juan de Dios y del Centro Santa María de la Paz. Con esta medida, avanzamos para prevenir el virus y evitar su contagio en los espacios comunes que comparten día a día.

“La vacuna Janssen facilita la inmunidad en una población altamente volátil por sus circunstancias personales y una sola dosis permite completar la pauta de una vez”, afirma Miguel Ángel López, coordinador de proyectos del Albergue de personas sin hogar de San Juan de Dios. “No podría garantizarse una segunda dosis en bastantes casos”, señala.

Muchas personas sin hogar son adultos en edades avanzadas cuya situación de sinhogarismo les ha provocado un grave deterioro de su salud o ya cuentan con afecciones graves lo que les coloca en una situación de doble vulnerabilidad frente al virus. Un contagio, puede poner en un grave riesgo su vida. Estar registrado en el sistema de salud o tener una vivienda son factores que no deberían ser determinantes cuando hablamos de los derechos de la dignidad de las personas. Esta situación es una emergencia social que la crisis sanitaria actual ha agravado y que ha puesto de manifiesta la ausencia del derecho a la salud de este colectivo.

Las personas sin hogar necesitan oportunidades que les permitan mantener el lugar donde construir una vida: un hogar. Las malas condiciones de una vivienda o prescindir directamente de ella, impacta directamente en el bienestar emocional y en la salud física y psíquica de las personas que viven esta situación. Es un espacio de protección y estar en situación de sinhogarismo es una cuestión de salud.

Acceso a la salud

Vivir en la calle es incompatible con garantizar el derecho a la salud. En 2020, nos alarman las 18 muertes de personas que dormían en la calle y el total de 70 de ellas (algunas en centros sociosanitarios y hospitales) que perdieron la vida, según estimaciones de la Fundación Arrels.

Es urgente garantizar el derecho a la salud de las personas sin hogar, independientemente de las causas que les hayan llevado a esa situación. La salud es un derecho de la dignidad de la persona y tener una vida digna no debería ser un privilegio. Desde la Obra Social San Juan de Dios, fomentamos la dignidad de personas en peligro de pobreza extrema y nos hacemos eco de esta realidad, ahora en una situación aún más crítica. Gracias por vuestra energía solidaria que impulsa nuestros pasos, seguimos adelante para dar un hogar y garantizar una vida digna a quien se sienta desprotegido.

Nadie debería vivir en la calle

La Obra Social de San Juan de Dios, a través de sus albergues para persona sin hogar en Madrid, dio cobijo en 2020 a más de 900 personas sin techo. En España, unas 33.000 personas viven en situación de sin hogar. La rotura de sus redes sociales y familiares les empujan a la soledad y la exclusión social.

En San Juan de Dios trabajamos para que la sociedad tome conciencia de que nadie debería vivir en la calle. Acabar en la situación de calle, puede pasarle a cualquiera de nosotros. La suma de una serie de infortunios que nos podrían suceder a cualquier persona: pérdida del trabajo, malas condiciones laborales, disminución de recursos económicos, reducción de la red social… Son muchas las personas que nos necesitan y gracias a las aportaciones de personas como tú podemos estar a su lado. Ahora más que nunca, Hospitalidad. Tu apoyo ahora es más necesario que nunca.